Hablar de narcisismo no es simplemente decir que alguien “se ama demasiado” o “le gusta mirarse al espejo”. El narcisismo es algo más profundo. En psicología, cuando hablamos de una persona narcisista, nos referimos a un conjunto de rasgos de personalidad que pueden afectar la forma en que esa persona se relaciona con los demás y consigo misma.

Es importante aclarar que todos/as, en algún momento, podemos mostrar actitudes narcisistas. El problema aparece cuando estas actitudes son constantes, intensas y afectan negativamente la vida personal, laboral o afectiva de quien las tiene.

A continuación, desde Centro Vitaria Psicología & Sexología Jerez compartimos algunas de las características más comunes de una persona narcisista.

Necesitan constantemente ser admiradas

Las personas narcisistas buscan la admiración y el reconocimiento de manera casi obsesiva. Les gusta sentirse especiales, únicas o superiores a los demás. Si no reciben atención, pueden molestarse, frustrarse o sentirse ignoradas.

Ejemplo: En una reunión, si no son el centro de atención, pueden interrumpir constantemente o exagerar sus logros para recuperar el protagonismo.

Tienen una imagen inflada de sí mismas

Suelen sobrevalorar sus capacidades, su inteligencia o su apariencia. A veces, esta imagen no coincide con la realidad, pero para ellos/as es muy importante mantener la apariencia de que «todo lo hacen bien».

Ejemplo: Aunque no tengan experiencia en algo, pueden actuar como expertos/as y descalificar las opiniones de otros/as.

Poca empatía: les cuesta ponerse en el lugar del otro

Una de las señales más claras del narcisismo es la dificultad para conectar emocionalmente con los demás. No es que no sientan, pero suelen tener poco interés en lo que sienten los/as otros/as, a menos que eso los afecte directamente.

Ejemplo: Si alguien cercano está pasando por un mal momento, en lugar de ofrecer apoyo, pueden decir cosas como “no es para tanto” o “yo he pasado por cosas peores”.

Relaciones superficiales o conflictivas

En sus relaciones (pareja, amigos/as, trabajo), pueden mostrarse encantadores al principio, pero con el tiempo aparece la manipulación, el control o la falta de consideración. Les cuesta mantener vínculos sanos y duraderos.

Ejemplo: Pueden tener muchas amistades, pero pocas realmente profundas. Y suelen cortar relaciones si ya no les sirven o si sienten que no son suficientemente admirados/as.

Necesitan sentirse superiores

El narcisista se compara constantemente con los demás. Si siente que alguien lo supera en algo, puede reaccionar con envidia, desprecio o incluso agresividad. Necesitan reafirmar que están «por encima».

Ejemplo: Si un compañero/a de trabajo recibe un elogio, puede minimizarlo diciendo que «tuvo suerte» o insinuar que “no lo merece tanto”.

Dificultad para aceptar críticas

No toleran bien que les señalen errores. Pueden reaccionar con enojo, sarcasmo o tratando de hacer sentir mal al otro/a. Su autoestima, aunque parezca alta, en realidad es muy frágil.

Ejemplo: Ante una crítica constructiva, pueden responder con frases como: “¿Y tú qué sabes?”, “Envidioso/a”, o directamente cortar el diálogo.

Manipulación emocional

En ocasiones, pueden usar la culpa, el victimismo o la seducción para conseguir lo que quieren. Saben cómo hacer sentir mal al otro/a para obtener beneficios.

Ejemplo: Si una pareja quiere terminar la relación, pueden decir cosas como “sin ti no soy nada” o “después de todo lo que hice por ti, así me pagas”.

Falsas apariencias

Les importa mucho el «qué dirán». Pueden aparentar éxito, felicidad o estabilidad, aunque internamente no se sientan bien. Lo importante es que los demás los vean como ellos/as quieren ser vistos.

Ejemplo: En redes sociales, muestran una vida “perfecta”, aunque en la realidad vivan situaciones muy distintas.

¿Qué hay detrás del narcisismo?

Aunque pueda parecer que estas personas tienen una autoestima muy alta, muchas veces sucede todo lo contrario: en el fondo, tienen una autoestima muy frágil y usan estas conductas para protegerse del miedo al rechazo, al fracaso o a no sentirse valiosos/as.

El narcisismo puede tener raíces en la infancia, en experiencias de abandono, exigencias excesivas o en la necesidad de aprobación no resuelta.

¿Se puede tratar el narcisismo?

Sí, pero no es fácil. El primer paso —y quizás el más difícil— es que la persona reconozca que tiene un problema. A partir de ahí, con acompañamiento psicológico, es posible trabajar en el desarrollo de la empatía, la gestión emocional y una autoestima más sana.

Una persona narcisista no es simplemente alguien “egocéntrico/a” o “vanidoso/a”. Es alguien que vive una lucha interna por sentirse valioso/a, pero que, al no saber cómo gestionarlo de manera sana, se relaciona desde la superioridad, la necesidad constante de aprobación y la dificultad para conectar emocionalmente con los demás.

Si reconoces estas actitudes en alguien cercano/a, o incluso en ti mismo/a, recuerda que no se trata de juzgar, sino de entender. Y si hace falta, pedir ayuda profesional siempre es una buena opción.